Xi Jinping es reelegido como «líder supremo» de China, una verdadera catástrofe para la libertad religiosa

La persecución cristiana en distintos países del mundo ha ido en aumento debido a la expansión indetenible del Evangelio, sin embargo los principales perseguidores de la fe cada día desarrollan estrategias para la opresión de la fe, uno de ellos es China y su líder.

BBC

Recientemente Xi Jinping, quien es presidente de China, fue reelegido por el partido que lidera (Partido Comunista) como líder de su nación, lo que está siendo advertido como una consecuencia muy grave de proporción catastrófica para quienes no se doblegan ante dicha fracción política.

Por tal decisión, es que los defensores de la libertad religiosa se han pronunciado sobre cómo afecta tal decisión sobre los miles de creyentes que día a día son víctimas de la represión; el primero de ellos fue Salih Hudayar, fundador y presidente del Movimiento Nacional del Despertar de Turkistán Oriental, región que Jinping y China reconocen como “provincia de Xinjiang”.

Hudayar a su vez es primer ministro del gobierno de la región en el exilio, ya que se considera un territorio ocupado y por el cual múltiples manifestaciones se han dado pidiendo ser reconocidos como Turkistán Oriental y no como una provincia perteneciente a China.

Él mismo explicó que una de las grandes preocupaciones es el trato que reciben los uigures, radicados en Turkistán, debido a que son una minoría étnica que ha sido sometida a trabajos forzados y explotación en campos de concentración para socavar su idioma y creencia para ser adoctrinados dentro de la cultura china, algo que en repetidas ocasiones el gobierno asiático y su líder niega.

“Para los uigures y el pueblo de Turkistán Oriental, esto significará que el genocidio y el sufrimiento de nuestro pueblo se intensificarán; parte del legado deseado de Xi involucra el ‘Rejuvenecimiento Nacional Chino’, que va a tener consecuencias catastróficas para las personas no chinas como los uigures, los tibetanos, los mongoles y otros», dijo para Christian Post.

“Antes de eso, se trataba de asimilarnos, tratar de asimilarnos para convertirnos en chinos. Pero después de 2014, o nos convertimos en chinos o nos envían a los campos. Nos adoctrinan, nos torturan, nos esterilizan, nos violan y o nos volvemos chinas o morimos”, aseveró.

Para Bob Fu, quien es el presidente de China Aid, la organización cristiana internacional de derechos humanos sin fines de lucro que informa y ayuda a quienes son perseguidos en China por su fe, dijo que el tercer mandato de Jinping se ha convertido una dictadura al nivel del popular Mao Zedong.

“China ingresa oficialmente a la era dictatorial maoísta 2.0 después de décadas de autoritarismo. El despiadado estilo de gobierno de Xi de la ‘Gran Lucha’ con su ambicioso dominio global reemplazó la agenda de reforma económica y apertura del PCCh posterior a Mao desde la década de 1980. La comunidad internacional tendrá que prepararse para la continua aceleración del empeoramiento del historial de abusos contra los derechos humanos y persecución religiosa bajo la nueva Revolución Cultural de Xi”, expresó.

Otras personalidades de la política mundial como Mike Pompeo, ex secretario de estado de EE.UU, expresó que esto no debería tomarse como una sorpresa sino como una amenaza de la cual todos deben estar preparados, especialmente las unidades militares.

De igual manera y un punto poco resaltado por los medios ha sido la alianza que ha formado China con el Vaticano para nombrar obispos y otros líderes religiosos que se consideren relacionados con los ideales comunistas del país, lo que significa una masiva eliminación de minorías religiosas y creencias no tolerables para ellos, como el cristianismo.

“El #PCCh está en guerra con todas las religiones, buscando erradicar todas las religiones. Este acuerdo renovado ocurre mientras el cardenal Zen está siendo juzgado por cargos falsos. ¡Confronta al PCCh, no los acomodes!”, dijo Sam Brownback, ex embajador general de EE.UU para la Libertad Religiosa Internacional.

En cuanto a los años de mandato añadidos a Jinping, se alargarán hasta 2027, cuando haya otra reunión del XXI Congreso Nacional del Partido Nacional Chino, quienes deciden sobre el liderazgo del país sin algún tipo de sufragio relacionado.
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Dios ayude y siga extendiendo su misericordia hacia los creyentes en China y les fortalezca ante las adversidades que quieren atacar su fe en Cristo.

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