¿A cuál de los profetas no persiguieron los padres de ustedes? Hechos 7:52 ¡Algunos se sintieron ofendidos! ¡No lo podían creer! Un hombre que fue nominado junto a seis más para que se encargaran de los asuntos administrativos de la Congregación da un discurso donde afirmaba que Yahshúa es el Mashíaj prometido. El rechazo a su discurso vino de los hombres de la llamada Sinagoga de los Libertos al no poder contrarrestar la sabiduría con que hablaba ese hombre. Vaya nombre para identificar a los opositores de Esteban: la llamada Sinagoga de los Libertos; personas que habían sido esclavos y al obtener la libertad, compartían sus experiencias. Fueron los libertos los que lograron sobornar a unos hombres para que informaran que habían escuchado a Esteban hablar “blasfemia contra Mosheh y contra Elohim” (Hechos 6:11), la misma acusación que habían hecho contra Yahshúa antes de su ejecución. ¡Justamente un claro manifiesto del odio que sentían hacia Esteban y hacia seguidores de Yahshúa! ¿Dónde estaba el sacerdote principal de la Sinagoga cuando le correspondía hacer defensa de Esteban ante el falso testimonio que le levantaron algunos de los miembros de su Sinagoga, obviando lo que dice la Toráh en Deuteronomio 19:15-21? De la Sinagoga, llevaron a Esteban al Sanhedrín. Solo se limitaron a escuchar a los testigos falsos los cuales le acusaban de predicar a favor de Yahshúa como el que destruiría el Templo y cambiaría las instituciones que habían recibido de Mosheh. La reacción pasiva de Esteban ante las falsas acusaciones debe ser tenido en cuenta cuando se nos acusa injustamente: demostrar amor en virtud de odio. ¡Cuán sorprendidos debieron quedar los miembros del Sanhedrín al escuchar a Esteban repasar la historia de sus antepasados, desde Mosheh hasta Yahshúa, para demostrar su mal comportamiento! He aquí las palabras que debió conmover los ánimos de sus acusadores: “Testarudos, incircuncisos de corazón y de oídos, ustedes siempre resisten al espíritu de santidad; como hicieron sus padres así hacen ustedes. ¿A cuál de los profetas no persiguieron los padres de ustedes? Ellos mataron a los que anunciaban de antemano la venida del Justo, el mismo a quien ahora ustedes han traicionado y matado; ustedes que recibieron la Toráh por mediación de mensajeros, y no la han observado”. Hechos 7:51-53 Un resplandor divino envolvió a Esteban mientras predicaba. Los presentes fueron cambiando al escuchar que Esteban los acusaba de culpables. Luego, lo sacan del auditorio y lo llevan fuera de los muros de la ciudad donde los farsantes testigos recogen piedras y son los primeros en lanzarlas. Con el tiempo, un joven de nombre Shaúl testificó que estuvo presente cuando dieron muerte a Esteban. (Hechos 22:20). Tras ver el cielo abierto y al Hijo del Hombre de pie a la derecha de Yahwéh, Esteban hizo una oración pidiendo a Yahshúa que recibiera su espíritu. Luego, cayendo de rodillas, gritó con voz fuerte: “Yahwéh, no le cuentes este pecado”. Y después de decir esto, murió. ¡Una razón para que traigamos a nuestras mentes las fuerzas espirituales que Esteban recibió en Shavuot las cuales lo llevaron a testificar de Yahshúa como el Mashíaj ungido por su Padre Yahwéh. Ante esta realidad, podemos decir: “Hoy es el quinto día de la quinta semana hacia Shavuot”. ¡Que Yahwéh nos ayude a perdonar como Esteban perdonó a sus acusadores, aun cuando las piedras golpeaban su ensangrentado cuerpo! Pastor Carlos Alemán Cotto
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